Como primera curiosidad, hay que reseñar que estos vinos fueron embotellados en recipientes de los que se utilizaba para el Tío Pepe, botellas de diseño muy particular y de color ámbar. Fueron de las primeras añadas estandarizadas, pues algunos años antes, Bordejé había embotellado algunos cientos de litros en botellas que reutilizaba y que recogía de los bares y restaurantes de la zona.
La cata fue presentada por José Ignacio Bordejé, hijo del patriarca de la familia, quien también disfrutó de este acto, en compañía de casi toda la familia. Fue dirigida por Enrique Castells, uno de los enólogos de la bodega, junto a Paz Mur, que es autora de algunas de las fotografías. Como bien predijo Castells, que es también presidente de la Asociación Aragonesa de Enólogos, el vino de cada botella tenía características particulares, pues dependía mucho del estado de los tapones de corcho que, en líneas generales, estaban en muy buenas condiciones.